martes, 31 de mayo de 2011

Nunca pensé que me pasaría a mí

Este es un hecho, hay momentos en la vida de cada individuo que definen quién es, o más bien definen si es quien esa persona cree que es o no.

Hace un mes me dieron la noticia que jamás quise escuchar, me confirmaron algo que nadie espera oír y ahí es cuando el eco del “nunca pensé que me pasaría a mí” se hace presente. La noticia es que tengo cáncer.

Mis 25 años, mi predisposición genética, mi hijo recién nacido y mi primer aniversario de matrimonio parecieran no apuntar hacia allá. De pronto apareció el cáncer y provocó que me extirparan un testículo y hoy esté dentro de una serie de cuatro ciclos de quimioterapia. Eso me asusta, pero ya pasé una cirugía, ya pasé la noticia y hoy sé que es necesario.

Era miércoles por la noche y un dolor intenso me hizo parar en el hospital, mi esposa en casa cuidaba a nuestro recién nacido, tenía dos semanas. Yo estaba ahí en el hospital, solo, esperando cualquier diagnóstico menos ese.

¿Qué es lo que piensas cuando te dicen que tu diagnóstico es cáncer? ¿Qué piensas mientras te hacen estudios y los médicos esperan descartar diagnósticos y darte las mejores noticias? ¿Qué decides cuando te preguntan si te quitan el testículo con cáncer esa misma noche, mientras estás solo en el hospital? ¿Qué es lo que te define en ese momento?

Desde los años en que uno se define como persona, decidí definirme como una persona de fe, como alguien que persigue a Dios y por muchos años he caminado así, queriendo conocer más a mi creador, queriendo alcanzar más y más los misterios de quién es él y como consecuencia inmediata, de quién soy yo. Creo firmemente en la gracia como motor de mi existencia, de la existencia de mi familia, y en este punto, también de mi cáncer. Creo en un Dios que lo cubre todo, no en uno que abarca sólo ciertas cosas.

La pregunta obvia, pero fácil es ¿Cómo un Dios bueno permite estas cosas? ¿Cómo entra la enfermedad en la gracia? ¿No es por medio de la gracia que nos salvamos de estas vicisitudes?

Para empezar, es necesario decir que la complejidad de Dios, de ese a quien a meras tientas podemos conocer, ese que crea y destruye, esa fuerza primaria, la vida en sí misma, el origen y el fin, no es algo (alguien) que podamos definir ciertamente y al cien por ciento, Dios es alguien que nos permite conocerle a través de sus características como persona, puesto que nosotros somos personas, alguien que nos permite relacionarnos con él y esto a través de lo que mencionaba antes, la gracia. La gracia nos permite acercarnos y ver, como entre parpadeos a nuestro creador y relacionarnos con Él.

La gracia entonces es la materia prima para andar como yo ando y ver como veo, en cada circunstancia, en mi boda, en el nacimiento de mi hijo y en mi cáncer.

Hoy he visto claramente que este proceso que me tocó caminar y para el cual, ya anteriormente me habían preparado, está rodeado de circunstancias a las que afecta y de personas a las que alcanza. Hoy veo que vivir esto es sólo una circunstancia más, es como eso que a todos nos toca vivir, pero un poco más difícil.

Cada paso que damos es un paso que afecta a otros y las circunstancias, lo externo, no son lo que nos define, sino lo que hay dentro de nosotros. En medio de la enfermedad, la debilidad física, la pérdida de cabello y de peso siempre ha habido fuerza, paz y esperanza. Me impacta cómo eso ha generado un efecto igual en los que viven esto conmigo. Mi esposa Alba y mi hijo Liam están en paz, sin miedo y en una confianza total de que todo está bien, aunque ahora mismo no se vea. Agradezco enormemente su apoyo y amor.

Pienso que a mí me tocó pasar por un cáncer, pero que a todos nos tocó pasar por algo difícil. Sea cual sea el nombre de ese camino difícil, Dios tiene los zapatos y el equipo adecuados para equiparnos. La gracia es paz, esperanza actual y confianza de que seguramente, el camino difícil tiene un fin.

Mañana entro de nuevo al hospital a recibir un ciclo de quimioterapia, sé que será difícil para mí, pero más fácil viendo lo que hoy no se ve.

Nunca pensé que me pasaría a mí, y con lo que hasta hoy he aprendido, agradezco me pasara. Apenas voy a la mitad de mi camino.