jueves, 29 de julio de 2010

Narra mi historia

La Biblia es una locura. Es algo tan global y personal a la vez que no deja de asombrar, cada una de las líneas escritas ahí, antaño y aún vigentes para el mundo y para mí, sobrecogen el corazón.

A veces pienso y a veces siento y La Palabra me ayuda a hacer ambas, cada vez. Si necesito pensar, me da motivos y si mi corazón siente, en su lectura hay poesía. Inspira a soñar y da fuerza a mis sueños, inyecta coraje.

La Palabra es viva, es eficaz. Eso dice ella de sí misma, eso dice su autor, el eterno… es por eso que cuando ves, ella salta, se convierte en la canción que no se va, que suena y suena en tu cabeza, se convierte en la película que te impactó o en el sitio que no puedes dejar de visitar. Es como la imagen que ves en todo, y por eso tus caminos se enderezan, por eso tus pasos se aseguran, porque tienen una fuente y una dirección.

La Biblia es una locura, te ancla y te da origen, te habla de amor. De un amor global, pero uno personal, íntimo, uno que no se quita, uno que persigue, uno que envuelve y protege, de un amor eterno y un amor al instante, que es el mismo y el único. Todo parte de una historia de amor, del amor de un Dios eterno y constante por un hombre temporal e inconstante que tuvo hijos, que lo hijos tuvieron la misma condición y también sus hijos, a quienes también amó el eterno, el constante, el perfecto.

La historia me alcanza a mí, a ti. La historia es de la desobediencia del primero, de las consecuencias de sus acciones, de su decisión de vivir bajo el criterio propio y no el eterno, el perfecto. La historia, esa misma de obediencia y amor, me alcanza a mí. Habla del momento en que decidí hacer mis cosas, pensar en mis términos y caminar mis caminos, del amor que alcanza y que persigue y del momento en que tuve origen y reconciliación.

La Biblia es una locura, habla de mí, habla de ti, habla de Adán, de Jesús. Habla de todos los hombres y nuestra penosa situación, de cómo un día simplemente caemos, nos deslizamos o azotamos, pero caemos. Habla del momento en que cada quien mete la pata y hace lo indebido, aun sabiendo que es indebido. Habla de nuestro orgullo, pero sobre todo habla de amor.

Narra mi historia, mi reconciliación; narra el comienzo de mis pasos, incluso su final, narra el día en que el Dios eterno tomó mi mano, sin soltar el cosmos y la eternidad…

A veces pienso y a veces siento y La Palabra me ayuda a hacer ambas, cada vez… Inspira mis sueños…



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